jueves, marzo 30, 2006

Centella, el poderoso y justiciero

FEDOSY SANTAELLA


Ahí viene el Capitán Centella, montado en su monto sobre fondo sicodélico. Ahí viene el Capitán Centella, y el mundo cambia, se hace ancho y ajeno, y los malos tiemblan. Ahí viene el Capitán Centella, el poderoso, el justiciero.
Para cuando lo vi por primera vez, ya Centella era un tipo viejo. El escritor Yasunori Kawauchi le dio fecha de nacimiento televisiva en 1958. Entonces se le conoció bajo el imperio tokusatsu (si no me equivoco, Ultraman y Godizalla eran tokusatsu; ya saben, esos programas llenos de efectos especiales y figuras de animación suspendida). Pero como nosotros lo conocimos, por allá a finales de los años setenta y decada siguiente, fue en la forma de animé, en forma de “comiquita”. Así de sencillo, de “comiquita”, porque entonces no sabíamos de animés, ni tokusatsus, ni muchos menos de sushis y wakames.

Esta serie, cuya partida de nacimiento data de 1972, fue la que llegó a Venezuela y la que todos vimos, y por la que conocimos al gran Capitán Centella. Los que hoy lo descubren lo llaman Gekko Kamen, pero qué va, ese nombre no van con nosotros. El Capitán Centella es el Capitán Centella.

Nadie más que él nos enseñó lo que hoy, los papás de Joaquín y Rodrigo y otros tantos que no son papás, sabemos de la vida. Nadie más que él conformó nuestra psique y nos hizo comprender el dolor del mundo. Porque si algo tenía aquella serie, era dolor. Los personajes sufrían, y que jode.

Los malos sufrían, los buenos sufrían. Lo que hacía que los malos no fueran tan malos, y los buenos, fuesen más humanos. Pero claro, estamos hablando de los malos carne de cañón. Porque los malos de arriba, los malos malos, sólo sufrían cuando sus huestes eran derrotadas. Y no digamos sufrían, más bien se arrechaban. Dos de ellos eran supremos: la Garra de Satán y el Dr. Dogma. El primero, parecía ser el demonio mismo, enorme, oscuro, omnipresente; una fuerza saturniana y prediluviana. El segundo, el Dr. Dogma, un calvo oligofrénico, parche en el ojo y tatuaje de fuego en la frente (¿fuego de Prometeo, el que robó la inteligencia a los dioses y se la regaló a los hombres?), resultaba la poderosa encarnación del científico perverso, del científico al servicio del mal, la razón produciendo monstruos, la razón que trastoca, pervierte, al bueno del Rey Kong en el enemigo más letal de Centella.

En cambio, las hordas, los autores materiales del crimen, no eran más que seres tristes, meláncolicos, vapuleados por la humanidad, llenos de dolor y presas fáciles de los ofrecimientos, palabras e hipnotismos de mal. Recuerdo (o quizá imagino), claramente una escena. Recuerdo a Centella luchando contra un hombre en forma de estrella de mar gigante con colmillos atroces. Luego de una ardua batalla, Centella acaba con aquella deformación maléfica, y ésta cae al suelo. Allí, en medio de la autopista, la estrella horrífica se transforma en un hombre que agoniza. Entonces aparecen las hermanas de aquel desgraciado, y el desgraciado pide perdón. Las hermanas, arrodilladas lloran. Centella escucha todo, como un cura cristiano a punto de dar la extramaunción. Pero justo cuando el sacramento está a punto de ser dado, llega el Dr. Dogma en su burbuja aérea. Por supuesto, el Dr. está arrechísimo, y no cree en redenciones ni un carajo. Aprieta un botón y unos rayos desintegran al converso que alguna vez fue una estrella maléfica llena de odio hacia el mundo porque el mundo lo trató mal. Sí, y esto es importante. El malo era malo porque el mundo lo había despreciado. Porque el mundo lo había hecho así. Tremendas enseñanzas, ¿no?

Dicen que el Capitán Centella fue la respuesta japonesa al Llanero Solitario. Quizás. Pero nuestro Centella iba mucho más allá. Nuestro Centella, creo más bien, se acerca a aquel Batman oscuro, sicológico, terrible, cercano a la locura que perfilaron el tandem de Neal Adams y Dennis O´Neal, y que luego en los 80 alcanzaría su máxima expresión con el maestro Frank Miller, y que vería una (por fin) decente versión cinematógrafica en aquel Batman Begins de estos últimos años.

¡Larga vida al Capitán Centella, amigos!



(Capitán Centella de 1958 - Tokusatsu)

(Capitán Centella de 1972)

8 Comments:

Blogger Mauricio Duque Arrubla said...

Brindo por esa. Vida eterna a mi Capitán Centella

10:16 a. m.  
Blogger Unknown said...

Bien Desde el Blog de mi amigo DovMD..
Que Viva el Capitán Centella
Besos
Namasté ♥

7:11 p. m.  
Blogger Roberto Echeto said...

Centella es y será lo máximo.

10:23 p. m.  
Blogger Unknown said...

La pelota de letras con eso.

1:59 p. m.  
Blogger unocontodo said...

No me lo perdía...

9:14 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Se han olvidado de la saga donde el malvado era El Dragon y su maligno colaborador, el brujo Godam, en esta saga se buscaba desesperadamente la formula de los Cristales HO, los cuales tienen la propiedad de convertir el agua contaminada en agua pura y esta en oxigeno, pero que como arma podian deshidratar hasta la momificacion a todo ser viviente. Asi sera de seria la saga que reviven a Hitler para asesorarse.

10:48 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

JAJAJAJAJAJAJAJA POR LA LEY Y LA JUSTICIA!!!

7:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias...este site y sus video animado me ha transportado a mi infancia CENTELLA PARA SIEMPRE.

9:50 p. m.  

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